Cincuenta años. No sabemos cuantos días más va a acumular esta querida provincia nuestra con la condena de tener que soportar el ostracismo al que nos tienen sometidos las administraciones por la principal arteria circulatoria que es la nacional IV, sin otra alternativa que abonar el cuantioso peaje de la autopista, para los pírricos bolsillos de nuestros ciudadanos.

Cincuenta años en los que una provincia, que vive de un poderoso motor económico como es el turismo, obliga a cuantos quieren dirigirse a sus costas, pueblos serranos y poblaciones, a abonar el correspondiente peaje de la AP-4 para poder llegar con confortabilidad y adecuadas medidas de seguridad a la provincia.

Somos, Cádiz -triste récord- la única provincia española que no está comunicada por una autovía con el resto de provincias. Una provincia, récord también en paro de toda la comunidad europea, de la que se burlan unos y otros políticos, de todo signo, que en todo este tiempo no han sabido solucionar esta tremenda losa para el desarrollo y el crecimiento de la provincia.

Antes, los que gobernaban no lo hicieron. Ahora, que están en la oposición, culpan a los que están. Unos por otros, y la casa sin barrer, que quedó escrito en los manuales de aforismos, y tanto, en una provincia donde ésta tendría que haber sido una prioridad hace ya varias décadas.

Mientras, uno se juega la vida en tramos que ya cuentan con su luctuoso libro de bitácora desde hace tiempo, como el de Los Palacios, sin que a nadie parezca importarle.

Ahora, la ministra Ana Pastor anuncia que no se prorrogará el peaje después del 2019, y que los transportistas sólo tendrán que pagar la mitad de la tasa en breve. Muy tarde, Sra. Pastor, para la miseria y el desprecio de las administraciones, que arrastra esta provincia.

¿Quién cree ya a algún político por estos lares?

Cincuenta años de condena. Qué pena para Jerez y la provincia.