• De la lenta remontada a la crisis parece que es un buen indicador el crecimiento en las ventas de automóviles que se ha registrado en el primer semestre del año, corroboraddo por los datos aportados por la patronal. Sin duda, una bocanada de aire para el sector, que ha sido uno de los que con más virulencia ha sufrido la crisis y donde más puestos de trabajo se han perdido en los últimos años.

• Para los promotores de la planta de biodiesel que pretenden instalar en la pedanía jerezana de El Portal. Tanto por los puestos de trabajo que se prevén crear, como por lo importante que es buscar alternativas al combustible fósil. Nuestra más sincera enhorabuena.

• Nos alegramos de que los transportistas parece que al fin van a poder recuperar el céntimo sanitario ilegal que nos fue cobrado a todos los ciudadanos en el precio del combustible. Ahora la administración se encargará de marearnos con los trámites necesarios para recuperar un dinero, que nunca deberían habernos cobrado en el ya de por sí sanguinario precio del combustible.

• Este sujeto cuya foto reproducimos se llama Antoni Gomis Ollé, tiene 59 años y se ha convertido en el enemigo público número 1 de los agentes de la autoridad de todo el país, después de acumular 200 multas por un importe de 40.000 euros. Antoni heredó el vehículo de su hermano y sin transferir la titularidad del mismo, en los dos años y tres meses transcurridos desde su muerte ha cometido más de 200 infracciones de tráfico, que nunca ha pagado. Ahora, ya identificado, tendrá que hacer frente a sus imprudencias.

• A los políticos que nos han gobernado durante los últimos treinta años, de distinto signo, que ni han dotado a la provincia de Cádiz de una autovía como al resto de las capitales andaluzas ni han sabido resolver el levantamiento del peaje de la AP-4. Los castigados, los empresarios y trabajadores de toda la provincia que estamos condenados a pagar si queremos conectarnos con la capital andaluza. Por favor, que no nos cuenten más mentiras.

• Las carreteras andaluzas, que dan pena, por falta de mantenimiento. Los presupuestos parecen no querer recordar que los firmes necesitan de cuidado, limpieza y reposiciones.

• Las enseñas de petroleras que venden combustibles de tan mala calidad, que causan gravísimos desperfectos en los automóviles que lo usan. ¿Porqué los organismos de control no actúan como deben contra estas marcas que hacen su agosto aprovechándose de la situación económica, que nos obliga a buscar los precios más bajos? De vergüenza. Tanto para unos como para los otros, que no los “empapelan” como debieran.

• A los inconscientes que por las carreteras de nuestra provincia, en la pasada época estival, utilizaban las ventanillas de los coches para arrojar colillas y latas de bebidas a los arcenes, o bien como reposapiés. Una buena multa les haría arrepentirse una temporada de sus imprudencias.

• Siguen los piratas de los cuentakilómetros actuando. Una reciente operación policial ha desenmascarado una trama dedicada a la alteración de los cuentakilómetros para falsear sus datos reales y así poder comercializar los vehículos a un mejor precio. Desde estas líneas, nuestra más sincera enhorabuena a los cuerpos policiales por esta actuación, que sin duda debiera ser castigada con una mayor estafa, por cuanto representa el gran engaño que se realiza al consumidor con estas manipulaciones.

• La lacra de los “gorrillas”, que lejos de desaparecer, va en aumento por día, tanto en el centro de las ciudades, como en barriadas. Si el automovilista ya está de por sí castigado por gravámenes de todo tipo (impuestos, mantenimiento, seguro, ITV, ORA, combustible…), el “impuesto revolucionario” que exige esta caterva de sujetos es lo que nos faltaba. Ni los Ayuntamientos, ni la Policía Local, ni el Congreso de los Diputados han hecho ni hacen nada por resolverlo. En algunos sitios, estos individuos no se conforman con pedir, sino que amenazan abiertamente a quien no le da dinero con causarle daños a sus vehículos.

• La actuación sangrante de los radares móviles de la Guardia Civil en tramos que no cuentan con ningún peligro. Los accesos a Sanlúcar y Chipiona son lugares frecuentes elegidos por estos discretos vehículos plateados, que estacionan durante horas para “cazar” a incautos que engorden la cuenta de resultados de la Dirección General de Tráfico. Ya me dirán qué peligro hay en un tramo recto, escoltado por rotondas en ambos lados. Para que después digan que no hay afán recaudatorio…